El 20 de junio de 2024, el Oceanogràfic de Valencia acogió la firma oficial del Manifiesto para la Protección de la Albufera, firmado por más de un centenar de organizaciones y personalidades de la sociedad valenciana. Este importante momento marcó la culminación de una iniciativa ciudadana impulsada a nivel provincial, nacida de la constatación de una persistente falta de acuerdo entre instituciones y ciudadanía sobre la gestión del parque natural.

El objetivo del Manifiesto era, y sigue siendo, proteger la laguna de la instrumentalización política, promoviendo el consenso y superando los conflictos tradicionales. Desde entonces, el documento ha sido objeto de seguimiento, y los niveles de implementación han sido muy desiguales, incluso antes del desastre del 29 de octubre de 2024, cuando una violenta inundación afectó gravemente la zona.

Tras este acontecimiento, un grupo de expertos reformuló el Manifiesto para adaptarlo a los nuevos escenarios ambientales y de infraestructuras. Sin embargo, su espíritu rector se ha mantenido inalterado: es un manual de instrucciones para las generaciones futuras, diseñado para garantizar que la Albufera siga siendo un humedal vital, un tesoro de biodiversidad y el corazón emocional de la cultura valenciana.

Los 10 compromisos clave del Manifiesto actualizado:

  1. Asegurar un aporte suficiente de agua
    Las necesidades más trascendentales de la Albufera exigen un compromiso de todas las administraciones implicadas para asegurar que las aportaciones de agua a la laguna permitan su recuperación, tanto desde el punto de vista del medio ambiente como de las actividades asociadas.
  2. Eliminar los vertidos
    Las prácticas industriales y urbanas que se desarrollan en el entorno del parque deben limitarse a lo prescrito en las leyes y demás normas, mediante el compromiso de las instituciones de suprimir cualquier tipo de vertido y aguas residuales, para que se conecten con la red de colectores de cara a su adecuado tratamiento y depuración, perseguir las malas praxis y fomentar una mentalidad respetuosa con las exigencias del parque.
  3. Perfeccionar las infraestructuras
    La preservación del humedal exige que se ejecuten a la mayor brevedad posible las infraestructuras hidráulicas de modernización, almacenamiento, conducción, depuración y reutilización, incluida la mejora de los canales, que son necesarias para lograr el completo sellado de la laguna respecto a la contaminación y para garantizar la aportación suficiente de agua de calidad. La renovación del colector Oeste y la construcción y puesta en funcionamiento de los tanques de tormenta son las prioridades más elementales y necesarias junto con la reparación urgente de las estructuras dañadas a consecuencia de la dana.
  4. Proteger la calidad del agua
    Combatir las malas prácticas que generan crisis de contaminación en el agua de la laguna, causando mortandad en la fauna piscícola, afectando también a las aves y degradando las condiciones paisajísticas del parque natural, mediante acciones que permitan la preservación y recuperación de la actividad pesquera tradicional, así como el reconocimiento de los derechos de los pescadores.
  5. Adecuación territorial
    Las administraciones competentes, en especial los ayuntamientos implicados en el cuidado del entorno de la laguna, deben coordinar sus esfuerzos para garantizar un desarrollo urbanístico y territorial armónico, que respete la singularidad de cada municipio y fomente una acción común sobre todo el espacio, a la vez que reduzca los riesgos ya conocidos tanto desde el punto de vista ambiental como para las personas y los bienes.
  6. Armonizar las prácticas agrarias con el cuidado ambiental
    Los arrozales contribuyen a asegurar la pervivencia del parque. Adecuar las técnicas de cultivo del arroz a las exigencias del cuidado de la laguna reclama la cooperación entre la Administración y los agricultores, para compatibilizar las prácticas agrícolas con la preservación del medio natural. Se deben coordinar las necesidades en relación a las quemas agrícolas con la atención que merece el medio ambiente y la salubridad de los municipios colindantes, mediante su gradual sustitución por alternativas medioambientales más saludables.
  7. Avanzar en la protección
    El cuidado de la Albufera compromete a la Administración autonómica a renovar el marco legislativo pendiente de desarrollo, que lastra su preservación. El Plan de Ordenación de Recursos Naturales y el Plan Rector de Uso y Gestión son dos herramientas imprescindibles.
  8. Dotación de más personal y mejora del proceso de selección de los órganos de dirección
    La reforma de la Ley de Espacios Naturales es una prioridad cuya resolución satisfactoria debería definir una figura específica de tutela que refleje la complejidad de la Albufera y permita abordar de forma satisfactoria su gestión avanzando hacia un significativo aumento de la actual plantilla del parque. Es urgente dotar de personal suficiente a la Albufera para garantizar su protección y de una dirección específica con estatus de gerente, mejorando el actual proceso de selección.
  9. Plan de recuperación urgente con la dotación presupuestaria adecuada
    Debe establecerse y ejecutarse un plan de recuperación del parque, con la correspondiente dotación presupuestaria mediante aportaciones del Estado y las instituciones europeas, con los mismos recursos de que gozan los grandes humedales costeros semejantes de España.
  10. Instar a la inmediata colaboración institucional
    El deber de las administraciones públicas es colaborar para mejorar la gestión en beneficio de los ciudadanos. Por ello, se insta a la imprescindible colaboración entre la administración local, autonómica y central, eliminando la tendencia a la polarización, en beneficio del parque y sus gentes.

En apoyo de estos compromisos, la Acequia Real del Júcar lleva muchos años trabajando para proteger la Albufera, no solo desde el punto de vista agrícola y social, sino también con un firme compromiso ambiental. La entidad es consciente del valor ecológico de este ecosistema único y de la necesidad de preservar su biodiversidad, por lo que ha intensificado sus esfuerzos para contribuir activamente a su conservación.

En este marco, se han definido dos ejes de actuación prioritarios: por un lado, la mejora de la calidad del agua que llega a la laguna, mediante el control de vertidos, la depuración y la incorporación de aguas de mejor calidad; por otro, una gestión eficiente y sostenible del riego, adaptando la distribución del agua a las necesidades reales de los cultivos y optimizando el uso de los recursos hídricos. Todo ello en estrecha colaboración con los agricultores locales, cuyo papel es clave en la protección y el equilibrio del entorno natural de la Albufera.

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